Marcelino, más de 60 años boleando el calzado de los tuxpeños

TUXPAN, Ver.- Su trabajo depende del suelo, ahí donde los zapatos se ensucian y desgastan, él ha estado durante más de seis décadas lustrando el calzado, escuchando miles de historias de sus clientes; por su silla han pasado desde ciudadanos humildes, profesionistas,  empresarios y políticos quienes, en su afán de darse “baños de pueblo”, se bolean con él para tomarse la foto, pero eso no inmuta a Marcelino, el bolero considerado por muchos, como el más viejo en el oficio de esta ciudad y puerto.

En su pequeño cajón de madera no sólo guarda cera, esponja, tintas, cepillo y trapitos, también guarda la esperanza de ganarse el sustento diario en forma honrada.

Recién cumplidos –el 11 de julio- Marcelino Gómez cuenta con 77 años de edad, y aúlla cuando se le pregunta a qué edad comenzó a bolear zapatos, “desde los 12”, recuerda, hace 42 lo hace a un costado de la Presidencia Municipal pero antes lo hizo frente al Hotel Reforma, esperando la salida de la gente de la Iglesia, pero siempre tuvo que sortear las reglas de los párrocos de este templo católico, como uno, dice que no quería boleros para que estuviera libre la banqueta.

Su oficio, lo combinó en algún tiempo con el voceador, vendiendo periódicos como La Tribuna que quebró como empresa y lo dejó de vender, después hizo lo mismo con El Matutino que era el favorito de los tuxpeños, “pero la echaron leña y también fracaso y después se hizo vendedor de la La Opinión.

Marcelino vuelve aullar cuando se le pregunta a qué tuxpeños conocidos o famosos llegó a bolear, argumenta que no se acuerda a quién pero que sí lo hizo.

A pesar de sus más de 60 años de experiencia, asegura haber entrado a la típica “cubeta de jaibas de los tuxpeño”, porque que algunos compañeros le tiran polilla llamándolo “viejo guango” porque según ellos no bolea bien, “yo tengo experiencia, pero no crea que llevó mucho dinero a mi casa, hago cuando mucho siete boleadas al día”,  pero eso no lo desanima y por eso, cada día acude a bolear a un costado de la Presidencia Municipal, en el corazón del centro de la ciudad.

Es la historia de Marcelino, un hombre forma parte de la vida cotidiana de la ciudad, el bolero de Tuxpan.

Por NÚMERO CERO

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