Por Ángel Álvaro Peña
Las condiciones de trabajo de los periodistas no son las adecuadas en México. Están expuestos a todo tipo de abusos, peligros, amenazas, atentados. Ahora fue en Guanajuato donde el reportero Israel Vázquez Rangel, de 31 años, fue baleado y murió horas después en el hospital en Salamanca, donde la paz social deja mucho que desear. El reportero de El Salmantino fue atacado por varios sujetos cuando realizaba una transmisión sobre el hallazgo de unos restos humanos.
A pesar de que las calles de Salamanca muestran camionetas con gente con armas largas y el rostro cubierto, desde mucho antes de la pandemia, este es el primer periodista asesinado durante el mandato del panista Diego Sinhué Rodríguez Vallejo. Lo cierto es que el gremio es cada día más agredido y no hay poder humano que proteja a nuestros colegas.
Existe un Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, dependiente de la Secretaría de Gobernación, que sigue sin justificar su existencia. Desde inicios del sexenio se prometieron cambios en las acciones y métodos de la burocratizada instancia sin que haya nadie que pueda hacer algo por los periodistas.
Hace meses cuando por fin el jefe del Mecanismo, Aarón Mastache se fue a Conagua, a seguirla regando, se dijo de nuevo que habría cambios sustanciales en el Mecanismo para que dejara de ser la oficina de los obituarios del gremio, pero ni ha habido cambio en su organización ni han cesado los asesinatos de los periodistas ni sus riesgos. Este fin de semana fue negro para el gremio, sobre todo si sabemos que la gran mayoría de los asesinatos están impunes, o se conoce al autor material pero nunca al autor intelectual de estos crímenes imperdonables. Cada periodista muerto es una tragedia familiar, pero para la gente del Mecanismo es un número más.
Es muy lamentable que ahora donde no había asesinatos de periodistas haya este tipo de crímenes que de existir, en realidad, un Mecanismo que blindara la integridad de los comunicadores no se repetirían con tanta frecuencia y se erradicaría esta parte de la violencia en México.
En otro hecho sucedido el lunes, en Cancún, los reporteros Cecilia Solís y Roberto Becerril resultaron heridos durante la balacera desatada para reprimir una manifestación ciudadana; motivo por el cual periodistas de ese lugar levantaron una protesta en las calles de ese polo turístico.
El presidente de la República exigió aclarar tanto el asesinato de Guanajuato como la injustificada represión en Cancún, donde ya fue despedido el secretario de Seguridad Pública de Cancún, Eduardo Santamaría Chávez. La impunidad en el caso de los periodistas asesinados, la indiferencia de las autoridades, la falta de respeto a un trabajo profesional, y la ineficiencia se unen para dejar a decenas de familias con un drama irreparable que al parecer no tiene remedio, por lo menos en el corto plazo.
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