Miles de tuxpeños arribaron a las instalaciones del panteón Jardín, con el objetivo de visitar las tumbas de amigos, familiares y todos sus seres queridos que ya partieron de esta vida, en este 2 de noviembre Día de Muertos.
La filas de automóviles para llegar a dicho cementerio fueron largas desde las primeras horas del día, sin embargo, la presencia del personal de la dirección de Tránsito y Vialidad agilizó todo el movimiento y evitó que se generarán incidentes.
Antes de las 8 de la mañana iniciaron las visitas, y en punto de las 10 se llevó a cabo la misa en el área de estacionamiento del panteón con una gran concurrencia, toda vez que a esa hora el movimiento de personas era mayor.
Comerciantes ofertaron coronas de diversos tamaños desde 60 pesos y hasta 150 las más grandes, veladoras, ramos de flores desde 30 pesos, entre muchas otras cosas para colocar en las criptas.
Familias enteras arribaron, otros lo hicieron solos, pero el objetivo era el mismo, visitar la tumba de ese ser que sigue presente y vivo en el recuerdo de la gente que le ama, aún pese a la ausencia física.
Niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, llegaron al panteón Jardín con vaporeras y ollas con tamales, café, refresco, pan y todo lo necesario para pasar un par de horas conviviendo y recordando la vida de quienes ya no están en este mundo.
El camposanto se llenó de colores, adornando tumbas con las más bonitas flores, coronas, y veladoras, hubo quienes llevaron consigo su grabadora con pilas, sus bocinas bien cargadas, y otros que contrataron tríos, maricahis o la danza de la malinche, por la cantidades que cobraban, que iban de hasta de cien pesos por una o dos canciones.
El clima fue cómplice de la tradición, y aunque se comenzó el día con un poco de frío, las familias disfrutaron el hecho de que no lloviera. Ya pasada la una de la tarde el astro rey intentó asomarse entre un cielo nublado, dando así un gran espectáculo en el Día de Muertos.
Los asistentes a este panteón señalaron que esta tradición nunca morirá y que va de generación en generación, pero reconocieron que es cuestión de que los adultos inculquen en la niñez lo bonito de estas costumbres, de estas fechas.
Una de las familias comentó «Nosotros acostumbrados a traer la comida al panteón, reunirnos aquí los tíos y primos, y platicar recordando las aventuras y regaños vividos con quienes ya no están, y es como una forma de aceptar que algún día nosotros recorreremos tambien ese camino».
Sin duda en muchas personas rodaron lágrimas recordando a sus seres ausentes, y fueron lágrimas de nostalgia, y al mismo tiempo de alegría y agradecimiento por haber tenido la oportunidad de coincidir en esta vida.
Los vehículos entraban y salían, desde las 7 de la mañana y hasta ya entrada la noche, pues la puertas del Jardín se cerraron hasta que la última persona salió de él.
Responsables del área de panteones, comentaron que fueron miles de carros, miles de personas las que acudieron a los camposantos Jardín y Galeana, aunque a este último fue en menor cantidad como cada año, además de que el movimiento comenzó desde el miércoles 1 de noviembre, pero la asistencia fue menor a la del jueves 2.