Por Ángel Álvaro Peña
Sin duda el discurso del director general del IMSS está a la altura del aniversario número 80 de la institución de salud que refleja la lucha de los trabajadores, el esfuerzo de los transformadores y la colaboración de empresarios que vieron en el futuro la mejor forma de hacer historia.
Zoé Robledo comentó sobre los logros de las transformaciones históricas como parte esencial de la historia de nuestro país. Las ubicó entre los resultados de las las gestas de cambios profundos y arrojó como resultado instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social, que encabeza, con profunda conciencia.
“La historia de México es la historia de sus transformaciones, la historia de señaló convencido de la trascendencia de la institución que encabeza, porque dicha institución es mucho más que una clínica o una consulta médica, es el resultado de las luchas de los trabajadores por tener derechos que han sido ejemplos en el mundo.
México ha sido la vanguardia de logros de la sociedad que otros países han seguido. Como diría el director general del instituto: “De la Independencia vino el decreto de abolición de la esclavitud de Vicente Guerrero; de la Reforma el Código civil, el establecimiento de la República, el Estado laico, la separación de poderes y las garantías individuales; de la Revolución el reparto agrario, el ejido, la escuela rural, los sindicatos y el Seguro Social. Ideas convertidas en instituciones, instituciones que sirvieron para cambiar la vida de las personas, para pacificar al país y unirlo alrededor de un proyecto de sociedad justa y solidaria”.
Uno de los puntos a resaltar del discurso del Robledo Aburto es la necesidad de valorar las transformaciones de un país que suele tomar los cambios como una clase de historia únicamente, proceso que debe cuidarse y protegerse porque son patrimonio de todos los mexicanos.
Terminaron los tiempos en los que las instituciones estaban separadas de la sociedad, ahora, con esta pieza retórica que aproxima a los mexicanos a sus derechos y concilia a la sociedad con su historia, surge una conciencia sobre la necesidad de preservar lo que tanto trabajo ha costado a todos los mexicanos.
La salud es universal porque la enfermedad no discrimina ni escoge a sus víctimas. Es en esa igualdad de sentido común en la que debe adoptarse la procuración de salud y llegar a niveles de prevención.
Es común escuchar que cuando alguien va a “un buen hospital”, definitivamente no están hablando del IMSS o del ISSSTE, hablan de hospitales privados, cuya responsabilidad no tiene raíces populares y su compromiso es con la comercialización de la salud, pero en ocasiones a eso fueron obligados miles de mexicanos ante el descuido de las propias autoridades para dejar las instituciones de salud en manos de burócratas e irresponsables.
Así lo definió Zoé Robledo, luego de hacer el recuento histórico de movimientos gremiales y luchas sociales: “En ese proceso histórico se enmarca el IMSS, de los anhelos revolucionarios para garantizar el derecho humano a la salud, la asistencia médica, la protección de los medios de subsistencia y los servicios sociales necesarios para el bienestar individual y colectivo”.
Convocó a la conciencia del presente: “Las grandes transformaciones, los cambios profundos que cambian la vida de las personas nunca están exentos de incomprensiones, nunca están exentos de resistencias. Las ideas, por más que les haya llegado su tiempo, no se hacen realidad sin voluntad, esa capacidad para aplazar la recompensa”.
Porque no basta con tener un excelente servicio de salud, se hace necesario, incluso obligatorio, que se corrijan hasta los mínimos detalles de un instituto que es logro de abuelos y padres, de antepasados que nunca imaginaron la grandeza del país ni de crecimiento de la seguridad social.
El Seguro Social como lo llamamos la mayoría de los mexicanos es un símbolo histórico de México, el hecho que se le haya descuidado para dar lugar a hospitales privados y permitir prácticamente monopolio de la medicina y salud no demerita los esfuerzos que arrojan los logros de los mexicanos.
El pueblo crea sus propios mecanismos de protección, no es un inválido ni un menor de edad, como quisieron hacerlo ver en el pasado. La atención en el Seguro Social no es una dádiva sino un derecho y como tal debe ofrecerse.
Cuando surge el instituto creó expectativa que fueron diluyéndose por la falta de cuidado de los gobernantes. No había pasado ni un decenio cuando desde la presidencia dela república el Presidente en turno abrió las puertas a servicios de salud extranjero, asegurando que eran mejores que los nuestros. En los cincuenta la apertura a los designios del vecino del norte incluyó la salud y se abrieron clínicas que competían con el IMSS.
Todavía es común ver que los médicos que realizan operaciones quirúrgicas en Houston también trabajan en el Seguro Social, pero los mexicanos prefieren que sea en Estados Unidos que los operen, aunque sea el mismo médico. Esto además de ilógico es desleal, porque hemos dejado de valorar lo nuestro para apreciar más lo que viene de lejos, aunque sea igual o de menor calidad, pero basta y sobra con que venga del extranjero para aceptarlo como la máxima expresión de la medicina.
Así se ha habla de que las aspirinas del otro lado son mejores, las clínicas de allá también lo son, los médicos también. Cuando la vanguardia en salud la tienen países como Egipto, India, Cuba, China, Rusia y otros muchos ante que Estados Unidos, pero nos hemos contaminado tanto que el malichismo hacia el vecino país del norte nos vence y nos convence. Algunas veces nosotros fuimos cómplices de esa manera de ver la salud, pero no fue una postura gratuita sino basada en malos tratos, falta de medicina, carencia de espacios y lejanía de clínicas.
Por eso Robledo Aburto llama a ver hacia nosotros mismos, reconocer y enorgullecerse de lo nuestro, al decir: “La consciencia de la trascendencia histórica de lo que hacemos, saber continuar con determinación y un propósito firme, la difícil y valiente decisión de tomar un rumbo y no cambiarlo, eso es el IMSS a sus 80 años, la férrea voluntad de contar con una institución del Estado que protege al pueblo de México”.
Hay mucho por hacer, desde luego. Tecnología, salarios más justos, calidad en la infraestructura, falta de clínicas, etc. pero no reconocer lo que se ha caminado es como retroceder en el camino en materia de salud.
PEGA Y CORRE
La consigna política que la oposición disfrazó de miedo a tener diferencias con empresarios canadienses del sector eléctrico fue resuelta por el Presidente de México. Comentó: Siempre buscamos la conciliación.
Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes