Las manos artesanas del Domingo de Ramos en Tuxpan

LAURA GONZALEZ ELIZALDE

Justina Cruz, lleva más de una década que viene a Tuxpan proveniente de Otatal a vender sus palmitas en el Domingo de Ramos.
Si la jornada de este 2017 es benévola espera al menos llevarse una ganancia de 500 pesos.
Desde inicio del abril se fue al monte a cortar las palma con la que elabora decenas de figuras trenzadas, sus creaciones las combina con hojas de laurel y flores silvestres.
Recuerda que fue su madre quien le enseño a trenzar la palma y desde entonces ella crea hermosas figuras que van desde ramitos estilizados hasta crucifijos.


Cada ramito de 10 pesos representa la historia de esta mujer de campo, que busca llevar el sustento para su familia día a día y que como ella otras cincuenta más provenientes de comunidades tuxpeñas acuden a las escalinatas de la Catedral De Nuestra Señora de la Asunción a ofertar sus productos elaborados, con gran destreza por sus propias manos.
La mayoría llega desde el sábado por la mañana en compañía de sus hijos, esposos y demás miembros de su familia con 20 a 30 hojas de palma que llaman cojoyos y, sin necesidad de algún material extra comienzan la elaboración de las palmas.
Aseguran pagar 100 pesos al municipio por su espacio y si bien le va con sus ventas llegan a obtener mil 500 pesos de los cuales deben descontar pasajes, comidas e incluso alojamiento.
Para el señor Ramón de La Unión venir cada año ya no es tanto por la ganancia, porque asegura no es mucha es por gusto y por conservar esta tradición arraigada en su familia y que llena de colorido y alimenta el fervor, del Domingo de Ramos acontecimiento con registro bíblico que abre paso a la llamada Semana Santa.

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