OPINION // DRA. CLAUDIA VIVEROS LORENZO// SIN MEDIAS TINTAS.
Nuestro propio Mundo Feliz.
En uno de los cursos de Redacción que estoy impartiendo, estoy motivando a mis alumnos a leer. Porque para poder escribir bien, se debe ser buen lector. Y mi último libro recomendado del ciclo, fue: Un Mundo Feliz de Aldous Huxley. De los cuatro libros que propuse, hubo quienes no leyeron ni uno. Como también hubo quienes se los devoraron. Me dió mucho gusto poder terminar con esta obra, que es un clásico de la literatura y que nadie, debería pasar por la vida sin tenerlo en sus manos. No me voy a poner a contar la historia, porque estaría demás. Lo que sí es la reflexión que nos deja, que aún escrita en 1932, parece que que el autor estuviera narrando los hechos que vivimos en la actualidad, y… entonces… ¿a dónde vamos a parar si no logramos entender? Sí. Entender que somos cada uno de nosotros lo más valioso e importante que tenemos. Que es nuestra responsabilidad única y completa, la forma en que decidimos sobre llevar este tiempo que se nos ha prestado en este planeta y universo, al que llamamos vida.
Cada uno de nosotros debemos construir, mantener y propiciar, un mundo feliz en cada una de nuestras cabezas. Alimentándola de emociones, sentimientos y conocimientos que nos lleve a esa autorealización que buscamos incansablemente, pero que no encontramos; y no lo hacemos, porque no sabemos qué es exactamente lo que buscamos. ¿Por qué?. Simple: porque ni nosotros mismos nos conocemos.
El primer paso para un real y consciente aprendizaje, entonces es, la autodefinición y el autoconocimiento. Para que en base a estos dos, podamos saber, qué es lo que deseamos conocer y cómo podemos utilizar esas herramientas que nos darán lo aprendido para la mejoría personal y colectiva.
Esta era digital, en la que estamos insertos, donde miramos miles de imágenes diarias, pero huimos de nuestro propio reflejo, necesitamos frenarla ante nuestros propios ojos y reencontrar el valor en las cosas simples que están llenas de sabiduría a nuestro rededor.
En la obra de Huxley, nos narra cómo el colectivo, hace uso del «soma» droga que los evade de su realidad. Creo, y hasta afirmo, que nuestro «soma» es la tecnología, y que lo traemos todo el tiempo en nuestras manos, a través del aparato celular. Ese bendito smartphone, que de ser tan inteligente, cada vez nos hace más brutos.
Aprendamos a ser felices con lo que tenemos y con quién somos. Liberemonos de estas ataduras y presiones: ¡alcanza, emprende, mejora, supérate, desarróllate, experimenta, viaja! … nos bombardean constantemente. Y en verdad queremos, o podríamos darnos el lujo de hacer un alto y contemplar, respirar, mirarnos a los ojos y disfrutar del silencio.
Por favor, no se confunda, y piense que estoy en contra de todo aquello que puede ser positivo y constructivo para cada uno de nosotros como persona. Todo lo contrario, la información valiosa siempre debe estar presente y el constante aprendizaje también. Lo que sí, es que creo que necesitamos con urgencia RECONOCERNOS, y en base a ello encontrar las direcciones correctas.
Sabiendo quienes somos, seguro, encontraremos caminos que nos harán realmente felices, que nos harán sentir emociones reales y que construirán entonces, sociedades con un sentido mas positivo y más enriquecedor. En el ranking de la felicidad 2019, Perú ocupa el lugar número 65 a nivel mundial, y es interesante tener este dato, si lo comparamos, con los lugares que ocupan otros paises sudamericanos vecinos como Brasil que tiene el lugar 32, Argentina el 47 y Chile el 26 y México en el 23. Les dejo el dato y les pido reflexión.